Foto: MAPA: Cortesía del Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos.
Análisis por John D. Cox
Martes, 7 de junio de 2011
Un nuevo estudio sobre uno de los más antiguos flagelos de la historia – la peste bubónica o peste negra – muestra cómo las variaciones climatológicas pueden desencadenar alteraciones ambientales provocando efectos desastrosos.
Un equipo internacional liderado por científicos chinos analizó un brote de peste durante la denominada Tercera Pandemia, que mató a cerca de 2,2 millones de personas en China desde el siglo XVIII hasta comienzos del siglo XX, comparando los datos de la plaga con mediciones de lluvias y sequías de hace 500 años atrás.
Los investigadores de este campo adoptaron la siguiente línea de pensamiento: la bacteria de la peste, Yersinia pestis, es transmitida por los roedores. Las condiciones mas húmedas favorecen el crecimiento de la vegetación, que a su vez genera más alimento para los roedores. Más roedores significan más pulgas, que pican a los roedores infectados convirtiéndose en transportadoras, transmitiendo la enfermedad a los seres humanos.
Pero el análisis publicado en el Proceedings of the National Academy of Sciences, muestra un cuadro aún más complejo. Las condiciones climáticas subyacentes superan los patrones de precipitación.
Los descubrimientos en el norte de China, una región de clima seco, eran totalmente diferentes a los del sur, de clima más húmedo. El patrón del árido norte seguía la teoría de que las condiciones húmedas conducían a un mayor número de casos de peste, pero las mismas condiciones en la región sur, que ya era húmeda, provocaron el resultado opuesto: menos casos de la enfermedad.
Los investigadores suponen que el exceso de lluvia en regiones ya húmedas del sur de China había provocado inundaciones que redujeron la población de roedores y por consiguiente de las moscas, dificultando la infección humana. Pero muchos aspectos aún permanecen sin aclarar.
Históricamente, un mínimo de 17 cepas de la peste existieron en la Tierra desde su surgimiento en roedores que vivieron en China hace más de 2.600 años. El año pasado, un grupo de genetistas identificó dos cepas de la bacteria Yersinia pestis como la causa de la pandemia de la “peste negra”.
Y la historia aún no terminó. Actualmente todavía existen tres cepas.
"De 1954 a 1997”, destaca el estudio, "se han producido casos de peste bubónica en 38 países y ésta puede convertirse de nuevo en una amenaza para la salud del hombre”. Según el Centro de Control de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), se registra una media de 13 casos al año en el oeste del país.
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