martes, 15 de marzo de 2011

Presencia de Sartre en el Pensamiento Contemporáneo


De los pensadores de su generación a tacado a Sartre entregarnos el reflejo de la parte más trágica de la época en que vivió, tan diversamente tratada en sus páginas y cuyo valor es difícil negar cualesquiera sea nuestra actitud ante su mensaje, el mismo que resume toda la problemática de su tiempo, y al decir de sus críticos, el examen de su obra significaría sin duda la mayor introducción al hombre actual. Con él, muere uno de los actores y testigos más lúcidos de su generación, cuya vida transcurrió en un diálogo constante entre su faena intelectual y la acción política comprometida con el hombre y su destino.

Nacido a comienzos del siglo, procedente de una familia pequeño-burguesa, sintió las influencias de los momentos más difíciles de la guerra y la posguerra deI 18 en el seno de la comunidad familiar, experiencias de la infancia evocadas conmovedoramente en “Les Mots” (“Las Palabras”), donde con rigurosa honestidad pinta el cuadro hogareño y en el que se ve desfilar la burguesía provinciana y sus primeros tanteos por las palabras, que fueron la primera preocupación del niño, hijo único cuyo padre muriera cuando él tenía unos meses (“¿Fue un mal o un bien? No lo sé. Pero acepto gustoso el veredicto de una eminente psicoanalista: carezco de super ego”)

En década del 30 comienza sus trabajos de profesor en el Liceo “El Havre”, sus obras tienen una resonancia increíble, convirtiéndose en uno de los escritores más leídos e influyentes de su tiempo y corifeo de un movimiento filosófico que concitó la atención de los sectores especializados, así como de multitudes que acudían a sus conferencias en una proporción comparable a las que esperaban a los Beatles.

También Fromm y al mismo tiempo Marcuse, eminentes analistas de su época ha poco tiempo desaparecidos, orientadas en la línea de la denuncia y la crítica, combinando las categorías del psicoanálisis freudiano con el marxismo, levantaron su voz contra la represión social, atacando la mitología tecnológica de nuestro tiempo, la utilización del mundo en vez de su comprensión, el manejo de la existencia humana vía una sofisticada tecnología que la orienta al consumismo como fin, en cuyo contexto se genera la unidimensionalidad del hombre en la sociedad contemporánea.

En una conversación con la prensa, Sartre hablará del hombre en su doble papel de consumidor y productor, antes que nada afirma, es un consumidor "trapeado" como productor su alienación es aún más evidente, se le hace creer que ejerce su libertad al comprar los mismos productos que compra todo el mundo (“Comprad como todo el mundo para no ser como nadie”). Nunca es sujeto, sino objeto. Desde afuera – sostiene - sin consultarlo, se han fijado para él el trabajo que debe hacer, el salario que va a alcanzar, el examen que debe rendir. No es casual que su autobiografía lleve el título de “Las Palabras”, para quien desde temprana edad se apasionara idílicamente por su conocimiento, generándole un compromiso permanente de defensa de las ideas, fundado en una poderosa subjetividad que se llevará su vasta producción filosófica y literaria; producción que cubrirá la problemática contemporánea sacudida por las crisis y las revoluciones de nuestra época, cuando por los problemas que la humanidad enfrenta los poderes desatados del desarrollo científico y tecnológico. En suma, sus palabras, ya no estarán quietas para atacar las raíces profundas de las contradicciones epocales, la experiencia vivida por su generación en un mundo exasperado por antagonismos y enfrentamientos humanos que reclama una salida, una superación del conflicto, desafío y exigencia que tendrá en Sartre su patético analista y su afanoso crítico e intérprete, por rescatar los fundamentos de la existencia, para datar de significado y valor a la experiencia humana, justificando su praxis individual y solitaria.

La respuesta no noria postergarse, y Sartre - prototipo del intelectual comprometido- expresará el caos, y a través de su intensa vida empezará su voluntad por librarse de él, enfrentará a la filosofía clásica de la afirmación y el valor, desembocando en una filosofía de la negación y del absurdo (privilegiada en la Nausea), sentimiento de angustia cuyo protagonista cuyo Antoine Arufome Roquetil, experimenta hacia lo real, cuando poen en duda sus razones de vivir, desprovisto de razòn de ser, de que es absurdo: que le lleve a percibirse, como una cosa, como un objeto. Las palabras se habìan desvanecidos y, con ellas, la significaciòn de las cosas, su modo de empleo.

El desarrollo de esta filosofìa se mueve dentro del modelo yo-liberted-historia, no se trata de un yo-creador y racional; nos presenta un individuo sin importancia colectiva, cuyo proyecto vital tropieza frecuentemente con el absurdo, con una libertad que por anchurosa pierde sus lìmites al encuentro de una negaciòn infinita, la nada, que como muro insalvable le cierra el paso a la historia, "se levanta como la muralla final del largo recorrido de la existencia".

La filosofìa del absurdo como clave de Roquentin, va a tener su fundamentación ontológica en El ser y la Nada (1943), Sartre dirá “Que la libertad es la elección del propio ser, esta elección es absurda”. El problema de la libertad (tan preciado en la meditación sartriana) es tratado en su producción filosófica y literaria, cuya influencia está marcada por los acontecimientos de Munich y la guerra. El sentido do la vida social, el de la historia y el de la libertad, es ahora el punto central, “el absurdo ya no será más que un momento de esa realidad histórica y no su estructura fundamental”.

La soledad ya no es posible, cada hombre frente a tales acontecimientos (la ocupación. la resistencia) se halla comprometido, cada uno está implicado, a pesar suyo en los acontecimientos del mundo. Pero no basta con mostrar lo que la libertad no es, sus callejones sin salida. Sartre afirma que el fundamento del ser es la libertad, que el hombre es el artesano de su propio porvenir.

Este punto inicial marcado por la subjetividad cartesiana, es en suma la preeminencia del sujeto- sobre el objeto, el cógito cartesiano marcará la independencia del pensamiento sartriano y fundamentará su construcción intelectual.

El análisis sartriano buscará en sus comienzos escapar del materialismo y idealismo, del primero, afirmando que la existencia precede a la esencia, el hombre empieza por existir y sólo después se define, llega a ser algo; el hombre existe antes de poder ser definido por ningún concepto: la conciencia es un acto que trasciende a la naturaleza: “El hombre tal como lo concibe el existencialismo, no es definible porque comienza por no ser nada. Será después, y tal corno se haya hecho”. No hay naturaleza humana para Sartre, si esto es así, preguntamos qué es la esencia, sino la propia naturaleza humana, en la perspectiva del hombre considerado como un ser ontològicamente suficiente.

De aquì muchas veces Sartre, este entre dos fuegos, y Merleau-Ponty pueda decir: "Mientras la burguesìa acusa a Sartre de materialista, un marxista como Henry Lefevre no vacila en rechazar sus restos de idealismo.

Estemos o no deacuerdo con èl. Sartre abrìo nuevas perspectivas al pensamiento crìtico del mundo actual, urdido por las dos grandes guerras y su masificaciòn, estructuro una cadena de conceptos con singulares aptitudes para el enfoque de la realidad, en procura de la totalidad del ser.

Por ello, no es extraño, que el existencialismo tomara como temàtica preferentemente de sus especulaciones, la situaciòn concreta del ser humano en este periodo destacando ese "nihilismo heròico" en sus personajes, en una Europa asolada por las grandes conflafraciones mundiales desatadas por una burguesìa culpable, que intenta abierta y disfrazadamente justificarlas. Las pàginas sartrianas resultan un reflejo de la situaciòn històrica  experimentada por una generaciòn, enfrentada al sin sentido de una perspectiva que remataba en la negaciòn y en la nada.

La filosofía sartriana ha estado penetrada fundamentalmente por dos grandes problemas centrales: la libertad y el problema de los otros, con los cuales ha chocado su pensamiento y su experiencia, lo que le ha llevado a independizar su meditación dé la filosofía de la existencia alemana (Heidegger), así como de la fenomenología (Husserl), quedando ligada a la influencia cartesiana, cuya subjetividad, va a tipificar una gran parte de su pensamiento. De aquí, el provecto sartriano intentará a partir de 1960 (Razón Dialéctica), llevar a cabo lo que él consideraba la preocupación de su generación: su definición con relación al marxismo; se afanará desde entonces, en integrar sus análisis de la existencia humana individual con la filosofía de Marx, a  quien calificaba como la “filosofía de nuestro tiempo” porque en ella aparece la importancia colectiva de las relaciones humanas y, además porque constituye “el intento más radical para aclarar el proceso histórico en su totalidad”.

El esfuerzo sartriano buscará vincular lo singular con lo universal, clamando por devolver al hombre el sentido de su propio ser, demandando al marxismo la fundación de una antropología concreta de la vida humana, ya no desde de la óptica ontológica de “El Ser y la Nada”, sino rompiendo la soledad existencial, con el propósito de volver a encontrar” a Los otros.

Esta intensa búsqueda del destino del hombre ha llevado a Sartre a plantear problemas tan decisivos como el de la libertad y el de la relación humana, tipificándolo como uno los pensadores más actuales de su tiempo, al margen de las antinomias contenidas en su vasta producción filosófica, muchas de las que han quedado irresueltas; por tal motivo sus críticos dirán que si su  actualidad ha sido su mayor atractivo, tambièn representa su mayor limitaciòn: pues habiendo planteado en concreto los problemas màs acuciantes de la hora actual (como hombre de su tiempo) no ha logrado superar las contadicciones de su tiempo.

Si extendemos la filosofìa como reflexiòn comprometida con el presente, esta, ha sido las diferentes respuestas que el hombre en diferentes situaciones històricas ha ido formulando a sus inquietudes esenciales, en un afàn de explicar racionalmente, los problemas de la instalaciòn en la naturaleza y en la sociedad, asì la construcciòn sartriana nos ha legado un caudal de datos y aportes que constituye una reflexiòn orientadora y normativa, que a enriquecido el conocimiento de la singularidad humana. Fue un gran esfuerzo por solidarizarse con su època, con la historia y la sociedad.

De otro lado, el hombre que asombrò al mundo al rechazar el Premio Nòbel, una vez declarò: "Soy una persona que procura que la gente se vea a si misma con màs lucidez, y este es elmotivo por el cual no me parecian. Dirìa que la mayorìa de los seres humanos han temido siempre a pensa.


Artìculo publicado en La Industria de Trujillo, el 12 de mayo de 1980.

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