martes, 22 de marzo de 2011

El periodismo científico


Hechos sobresalientes como el espectacular incremento demográfico de la humanidad, el vertiginoso crecimiento de los conocimientos, la omnipresencia de los medios de comunicaqión y la influencia cada vez mayor de la información y de las comunicaciones, marcan peculiarmente la sociedad actual y están a la base de la organización social contemporánea.
Una de las grandes paradojas que presenta este gran oleaje - de informaciones de nuestra época consiste en que muchos malhechores de la sociedad son más conocidos que sus benefactores, los nombres de dictadores feroces, de genocidas y traficantes de la moral tienen mayor circulación que muchas personalidades ejemplares.
Desde otro ángulo, no es raro observar que los creadores de la Ciencia cuyos aportes decisivos benefician a la humanidad presente y futura, son menos conocidos del público que los futbolistas, automovilistas, toreros, campeones del rock, politicastros y ni qué decir, de los "personajes" de las revistas del corazón y los "héroes" de la televisión.
Difundidos pronósticos convierten a nuestro planeta en un "Teleplaneta", en una "sociedad del espectáculo", un mundo conectado por satélites, pantallas y computadoras omnipresentes, con la televisión digital y de alta definición, el supercine y la realidad virtual, las redes informáticas, la prensa electrónica, la nanotecnologías y la robótica, la ingeniería genética y la inteligencia artificial, la conexión planetaria de computadoras, redes y telecomunicaciones, la exploración del espacio en base a la relatividad y la cosmología cuántica, los microprocesadores y la biotecnología, conquistas que irán cambiando la imagen del mundo y afectarán revolucionariamente -qué duda cabe- la comunicación y la información, las variadas dimensiones del comportamiento y la humanidad en general.

Habida cuenta de la importancia y responsabilidad social de la acción informativa; su contribución es imprescindible en la comprensión de estos fenómenos contemporáneos, como instrumento equilibrador de las relaciones humanas en todos los niveles y promotor de comunidades de pensamiento y de sentimientos, teniendo como objetivo la cobertura de la información científica para llevar al gran público en la forma en que sólo el periodismo puede hacerlo, tratando los conceptos fundamentales en forma sencilla y clara, buscando familiarizar a los lectores con los temas científicos vigentes, a fin de introducirlos amenamente a los sectores más importantes y actuales de la ciencia. Después de todo, la ciencia no tiene por qué ser una tema intimidante, ya que es una forma peculiarmente notable, es cierto de hacer cosas que nos interesan a todos, como son nuestro espíritu y nuestro cuerpo, nuestra humanidad, nuestra época, nuestro mundo.

De acuerdo con una regla universalmente aceptada según la cual un artículo debe ser interesante de principio a fin, el periodismo será un charlatanería, el fanatismo y las medio mucho más eficaz que la literatura especializada carente de la estilística informativa experta y entrenada en traducir al lenguaje corriente, en forma clara y sucinta e interesante, aquellos contenidos poco familiarizados con el público. Para el potencial periodístico no hay tema imposible de abordar y demasiado, la difícil de explicar.

Si éste no se entiende no es defecto del lector sino del comunicador.

El periodismo científico como tal,  como  aparece en la segunda década en que del presente siglo, en los diarios norteamericanos, en la actualidad circulan 7 millones de ejemplares correspondientes a 18 diarios con  publicaciones científicas semanales.

En este género informativo, se  presentan algunos problemas, como es el caso que muchas veces se  difunde una imagen menoscabada, cuasi mágica y misteriosa de la ciencia, a lo que se agrega la difusión de  seudociencias y paraciencias con su oscurantismo aletargador, con efectos información de los avances y negativos en la cultura y mentalidad colectivas.

Esta renovación incesante de fascinante y efectiva de conocimientos de todo tipo y de grandes innovaciones tecnológicas de nuestra época, encuentra su contrapartida en el entusiasmo insólito por crencias, simulaciones y engaños que los astrólogos antiguos calificaron como locura.


Artículo publicado en La Industria. 26 de marzo de 1994

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