Los científicos de los siglos XVI y XVII, período que por su espectacular desarrollo recibe el nombre de revolución cientifica, que así suele denominarse al gigantesco programa esbozado en aquella época cuya característica será desde entonces un progreso científico continuo, que empezó con la obra de Copérnico hasta Newton y prosigue hasta la actualidad.
La familia anterior de esta formidable transformación científica hay que buscarla en sus antecesores medievales, pues no se dio en el vacío y en cambio recibió dichos aportes que fueron luego continuados y enriquecidos por la nueva ciencia de la naturaleza protagonizada por Galileo, Kepler, Harvey, Descarte y Newton, que culminara con la creación y desarrollo de la ciencia experimental físico - matemática.
Los efectos técnicos de la revolución científica han favorecido y afectuado la historia y la vida cotidiana en una forma desconocida hasta entonces, siendo mayores sus efectos intelectuales pues fue en el pensamiento y en las concepciones humanas donde alcanzó un notable progreso, lográndose el primado de la razón sobre la autoridad, el advenimiento de actitudes novedosas y poderosas innovaciones metodológicas en la investígación de la naturaleza, que dieron inicio a la lectura matemática del cosmos.
Un aspecto fundamental recibido del medioevo fue la concepción neoplatónica que sostenla la matematización de la naturaleza -una de las ideas básicas del pensamiento científico de Galileo. Lo mismo sucedió con la cosmologia de la luz que la consideraba como el fundamento de la física y constituye - según fuentes actuales - la primera etapa del desarrollo de la ciencia matemática de la naturaleza, cuya influencia se advierte en Galileo y Kepler. Fue Grosetesta, acaso, el cientifico y teóríco medieval más original y de una profundidad de intuición, que sólo el desarrollo científico actual permite captar plenamente los alcances de su talento.
Durante los periodos criticas de la ciencia, los problemas metodológicos se ponen en el centro, concentrando la atención los problemas referidos a las relaciones de la teoria con los hechos, los métodos de prueba y verificación, las condiciones que deben cumplir las teorías para ser aceptadas. Esto ocurrió a los cientifios medievales y modernos, resultando que la ciencia fue al mismo tiempo filosofía de la ciencia. De esto no saben los científicos actuales, pues ahora se sabe a qué atenerse, las reglas de juego son claras tanto para afrontar los problemas, el tipo de preguntas como las metodologias para conseguir las soluciones o respuestas.
A los virtuosos del síglo XVII, les interesaba los problemas concretos que la ciencia podía resolver. Es más fácil entender cómo se produjo esta revolución, que entender porqué se produjo. Al interior de la ciencia, existieron quienes se planteaban preguntas dentro del ámbito de una respuesta experimental, limitando su búsqueda a los problemas físicos más que a los metafísicos. Su atención estaba concentrada en la observación, de los hechos de la naturaleza, en las causas próximas más que en las sustenciales. Importaban los aspectos de la realidad material que podían expresarse matemáticamente. Fue Leonardo uno de los primeros que inició la lectura matemática de la naturaleza.
Acontecimiento fundamental de esta época, fue el extraordinario progreso de la Astronomía a partir del siglo XVI, la renovación de la astronomía consagró el predominio del poder de la razón, revolucionó la concepción que el hombre tenía respecto a su postura en el Universo y promovió el desarrollo de las demás disciplinas. El desarrollo de una ciencia está ligada a los de otras, muchas veces el avance es conjunto y los ritmos y progresos dentro de una misma época tienden a ser semejantes.
Fue la revolución copernicana -la que expulsó a la Tierra del centro del Universo y la lanzó al espacio- sin duda, la gran pasión de Galileo, quién dedicó sus notables energías a defenderla y ratificarla. Giordano Bruno y Kepler fueron asimismo grandes difusores de las ideas copernicanas. La veracidad de esta teoría se convirtió en el problema principal del siglo XVI y del XVII. El progreso astronónico comprendió una fase geométrica: Copérnico, Tycho Brahe y Kepler, y una fase mecánica: Galileo y Newton, que establecieron el predominio de la teoría heliocéntrica.
Para Copérnico la revolución de la Tierra era un hecho físico y no una convención matemática. Este monje polaco -hombre de cultura universal- quien en Frauenberg, Prusia, donde realizaba funciones de clérigo, médico de profesión, abogado y economista en medio de una laboriosa y productiva existencia -también fue diplomático- fue el que se dio tiempo para revolucionar la Astronomía, sin la ayuda de instrumentos idóneos (el telescopio vendria 75 años después) pero, con la fuerza de la lógica, demostró que el sol y no ia Tierra era el centro del sistema planetario.
Su abra "De Revolutionibus Orbium Caeletium" -sin embargo- no pudo ya verla, pues fue publicada el mismo día cuando yacía en su lecho de muerte, que ocurrió en mayo de 1543.
A la revolución copernicana se suman la revolución galileana y cartesianao Fue sin duda Galileo, el gran responsable de la revolución cientifica, el cientffico más famoso de Europa quien en 1633 a les 69 años, fue obligado por la Inquisición a confesar que estaba equivocado en sus ideas respecto al heliocentrismo. Fue él quien marco la introducción de la experimentación y las matemáticas en los dominios de la Física, que empezando por la Dinámica se extendió a todas las ciencias, fundando una tradición indesviable de esta dirección en el ulterior desarrollo de la ciencia.
Los científicos modernos llevaron a cabo profundas reformas en nuestro propio intelecto, dotándolo de una serie de conceptos nuevos, elaboraron una idea nueva de naturaleza, una concepción nueva de la ciencia, en síntesis una nueva filosofía. Sin tener en cuenta esto, seria imposible comprender sus descubrimientos, sus esfuerzos y los obstáculos -aparentemente muy sencillos de vencerlos hoy en dia que a menudo privaban de éxito a algunos de las espiritus más profundos y poderosos de la especie humana. Habituados a los conceptos y principios que forman la base de la ciencia moderna, ahora nos parecen perfectamente claros, plausibles y prácticamente evidentes y nos sorprende que sus soluciones hayan exigido esfuerzos tan enormes y considerables.
Ahora nos parece natural y tan normal el concepto galileano de movimiento, que hasta creemos que la ley de la inercia deriva de la observación y de la experiencia, lo mismo sucede con la utilización de las matemáticas en la investigación de la naturaleza que nos impide captar la singular intuición y audacia de la aserción de Galileo de que "el libro de la naturaleza está escrito en caracteres", pues en la actualidad en la ciencia moderna el espacio real se identifica con el de la geometría. Con Galileo y después de él se va dar una ruptura entre el mundo que se ofrece a los sentidos y el mundo real, el de la ciencia. Este mundo real es la geometria.
Galileo fue el científico más consciente de los problemas del método y de la Filosofía, el primero que comprendió de una manera precisa la naturaleza y el papel de la experiencia en la ciencia, que el experimento es una forma de preguntar a la naturaleza en un lenguaje geométrico y matemático. Fue el primero que descubrió la importancia de la aceleración en la dinámica. Realizó un avance de la mayor importancia al insistir en la necesidad de hacer medidas sistemáticas y exactas, tanto del cambio como del paso del tiempo, construyó el primer instrumento científico verdadero como el telescopio y el primero que establecíó la ley de la caída de los cuerpos, también fue el inventor del termómetro Esta fue la época también del desarrollo del algebra, de la geometría analitica y del cálculo infinitesimal. Descartes fue quien desarrolló todas las posibilidades de esta geometría, expresando los problemas geométricos en forma algebraíca asi como para resolver los problemas geométricos. Descartes habla partido de la hipótesis inaceptable para un matemático griegode que una longitud era equivalente a un número.
Los grandes personajes de la ciencia moderna ocupan un lugar preeminente en la creación de la ciencia. De ellos, el más notable es Galileo, tan sólo superado por Newton, para quien prepararon el terreno los revolucionari.os de la astronomía y las matemáticas modernas.
Estos sabios hicieron gala de una notable y fervorosa paciencia y de gran audacia para construir y probar su hipótesis. Este es el mecanismo para evitar el error y la afirmación sin fundamento y argumento. Lo es también para la revisión y la corrección. Es el camino para conquistar la verdad. El problema de encontrar criterios para distinguir las verdaderas explicaciones de las falsas -desde que los griegos se propusieron distinguir la apariencia de la realidad- ha sido un asunto de especial importancia en el desarrollo del pensamiento racíonal.
En el fondo, estas conquistas expresan claramente la tendencia constitutiva del espiritu humano a apropiarse del mundo que lo rodea , en el que se encuentra instalado en una posición singular. Es allí donde manifiesta su creatividad, libertad, capacidad argumentativa, interrogativa y de plantear hipótesis, autoreflexión y valoración de su posición en el mundo. Sin estas cualidades la ciencia sería imposible y la investigación científica inviable.
Por eso la ciencia misma es una peculiar manifestación de estas cualidades metafísícas del ente humano. Pero la explicación de ellas ya no es asunto de la ciencia sino de la filosofía.
Artículo publicado en La Industria. 28 de octubre de1992
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