Se ha dicho ya que atentar contra la universidad es atentar contra los valores culturales, científicos, filosóficos, tecnológicos, etc; en suma, contra la humanidad. pues ésta se manifiesta en sus niveles supremos solo a través de las grandes manifestaciones culturales expresados por la ciencia, la religión. la filosofía, el arte, etc... que representan los aportes y creaciones humanas más valiosas en tanto singularizan y definen nuestra esencia y naturaleza, ya que los demás aspectos de nuestra existencia no reclaman la exclusividad humana que los anteriormente mencionados. De ahí que las posturas individuales o colectivas pueden evaluarse por su comportamiento referente al fenómeno universitario o si se prefiere cultural que hemos mencionado lo que nos permite ubicar en el contexto social las actitudes a favor o en contra del auténtico y genuino progreso del pueblo que es lo mismo que decir a favor o contra de lo humano, de la realizacicin plena del ser individual y colectivo Lo que no entraña ninguna exageración o despropósito, si miramos la raíz y no la epidermis de las cosas; pues lo fenoménico es una especie de "pseudoconcreción" que contacta directamente con el objeto, pero no con su verdad; pues ésta hay que captarla de manera indirecta. que está como "escondida" vale decir, que su esencia está oculta y hay que descubrida y penetrada yendo al fondo o raíz; es decir, radicalmente. Y la raíz como ya se dijo, es el hombre mismo.
En el entramado mecanismo social, fluyen las instituciones, ninguna de mayor calibre que la institución universitaria por la naturaleza de un ser y por 1a praxis de sus objetivos concretos, enderezado a la promoción, creación y desarrollo del pensamiento humano en sus aspectos científico, humanísticos y tecnológicos, base del progreso social, especialmente en la actualidad. Si es de atenerse a la información especializada, no sabemos de alguna otra institución que cumpla con tal misión, en el campo teórico y práctico, binomio clave para medir la verdadera realidad de aquello que nos importa comprobar o verificar.
La perspectiva trazada reclama posturas francas y auténticas, no caben otras, pues no vale la pena declarar cuando no le añadimos el hacer; de ahí que la idealidad reclame la realidad para cumplirse plenamente. Veamos algunos casos. Si según acuerdo nacional se enfantiza en un 6% el presupuesto nacional para el sector de educación - porcentaje que no logra a concretarse - y sólo otorgamos un rubro exiguo para el desarrollo universitario, la inautenticidad del propósito es tal que no sólo a tentamos contra los acuerdos defendida sacrosamente por los corifeos de turno de lo que ellos consideran como democracia; sino que de otro lado, somos conscientes de su incumplimiento, debido a que los legisladores no represpntan los intereses genuinos de la nación.
El bien cumún se asume inferior al bien particular. Se declara la preeminencia social de la economía y del poder, pero se implementa fundamentalmente el interés privado, desimplementando el ente ptíblico con argumentos decimonónicos barnizados tecnológicamente por Milton Freedman y Cía. Para cumplir con el rol social (hoy innegable) fundamental del Estado como agente principal del desarrollo económico nacional. se orienta la eliminación de las empresas estatales, so pretexto de robustecer la economía nacional. que mejor se debería denominar particular. Así. la empresa privada que pluralistamente aceptamos cuya finalidad es la utilidad particular de acuerdo a su esencia, sirve de modelo de evaluación (en el mejor de los casos) de aquella cuya naturaleza y fines son distintos, dirigidos a la satisfacción de necesidades colectivas y sociales. Sofísticamente hablamos, después, de la rentabilidad de las primeras y procuramos quebrar, a las segundas, para demostrar su escasa o nula rentabilidad y operatividad. Igualmente con la universidad, al visualizar que tales son aquellas de manejo privado, pensando en todos los males de las llamadas públicas, a quienes asfixiamos con presupuestos baratos por la misma razón que aludíamos; el interés privado versus el interés público.
Como decíamos, en el fondo, en la raíz, está la verdad del asunto. Lo social, lo humano, se desatiende por algo que no tiene su mismo nivel o dimensión. Lo que en el plano de las ideas se rechaza dogmáticamente, se aplica pragmáticamente en el plano de la distribución de la renta: lo económico actúa como determinante, en beneficio de lo que es dominante en el plano social, y no hablemos de la llamada "politización" de la universidad, pues ésta nunca ha dejado de ser política, ni ayer ni hoy. Pero ahora, frente a una universidad que se la prefiere intemporal y deshistorizada por los enemigos de ella, se proyecta una nueva institución que responde a ideales diferentes a los de aquellos que defiendan la universidad "apolítica".
Fenómeno igual se presenta con la tan decantada autonomía de la universidad, pues cada vez que ésta quiere ejercerla técnica y racionalmente, sé le frena con los "marcos legales" que debe respetar y observar y se apela a la "majestad de la ley" y con esto todos los arrestos de libertad que la autonomía conlleva, se paralizan y con ello el cumplimiento del ser académico universitario se frustra, a consecuencia de un vacío jurídico que hasta el momento no se ha llevado con imaginación y.eficacia. Los fueros universitarios devienen impotentes por aquellos que siempre han pensado en la sumisión universitaria a los poderes temporales.
El sacerdote jesuita, Pedro Ferrer Pi, en su libro sobre la universidad ("La universidad a examen") finaliza su estudio diciéndonos "que de todo este hervidero de ideas, de críticas y de inquietudes alrededor de la Universidad, que es la institución intelectual por antonamasia, no puede surgir sino algo nuevo y algo mejor, por poco que se siga el soplo del espíritu. De la Universidad podría decirse, de alguna manera, lo del gran personaje del Apocalipsis: "He aquí que hago nuevas todas las cosas". Una universidad nueva ha de traernos tambien una sociedad nueva, con un nuevo humanismo más a medida del hombre del siglo XX y más todavía del siglo XXI".
Artículo publicado en La Industria.
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